Alimentar la vida espiritual en pareja es un acto de fe que favorece la armonía y contribuye a la estabilidad del vínculo de maneras insospechadas, así pues, proteger el matrimonio con la oración es una de las decisiones más trascendentes y fructíferas de los fieles puesto que están eligiendo un norte para edificar en base a la enseñanza y ejemplo de Jesucristo.
Puesto que la oración es el mejor medio para comunicarse con Dios, dirigirse a Él como una unidad que comparte el más profundo amor es de entrada un gran punto a favor para ser atendidos y bendecidos ya que se estará abriendo el corazón de par en par a los dones del Padre.
El funcionamiento de la oración en pareja
Tal y como se nos muestra en https://www.oraciondelamanana.net la oración en pareja de la misma manera que es un medio para formular distintas peticiones, es asimismo un vehículo para que los participantes se acerquen más entre sí y se ocupen de algo tan valioso como el rogar el uno por el otro.
Si bien existen muchas maneras para dirigirse al creador estando juntos, una buena idea consiste en empezar siempre agradeciendo pues esto es signo de humildad y respeto. Acto seguido, será tiempo de expresar lo que se requiere con exactitud, por lo tanto clamar por fortaleza y sabiduría para hacerle frente a las distintas decisiones es esencial. Cabe anotar que cada pareja adaptará estas sugerencias en el orden que les permita sentirse más cómodos, lo que si no puede obviarse es el tener presente la consigna que insiste que lo relevante es que ante todo se haga la voluntad de la Divina Providencia.
Orar edifica el matrimonio
Ciertamente la oración en el matrimonio fomenta la humildad, la honestidad, la comunicación con el Padre, pero algo sumamente bello de todo esto es que lo hace también entre esposo y esposa, por lo cual el proceso se convierte un acto maravilloso del que brotan múltiples dones.
El fomento de la confianza y de la intimidad que sólo se desprenden de un trabajo espiritual en conjunto corresponden a los aspectos positivos de dedicarle unos cuantos minutos al Señor. No podríamos pasar por alto el ejemplo que se estaría dando a los hijos, ya que observar de primera mano como los padres ponen en primer lugar a Dios y comparten la fe es un gran aliciente para sumarse a este bello actuar.